quinta-feira, 9 de outubro de 2003

CHE 1997

Lo han cubierto de afiches/ de pancartas
de voces en los muros
de agravios retroactivos
de honores a destiempo.

Lo han transformado en pieza de consumo
en memoria trivial
en ayer sin retorno
en rabia embalsamada.

Han decidido usarlo como epílogo
como última thule de la inocencia vana
como añejo arquetipo de santo o satanás.

Y quizás han resuelto que la única forma
de desprenderse de él
o dejarlo al garete
es vaciarlo de lumbre
convertirlo en un héroe
de mármol o de yeso
y por lo tanto inmóvil
o mejor como mito
o silueta o fantasma
del pasado pisado.

Sin embargo los ojos incerrables del Che
miran como si no pudieran no mirar
asombrados tal vez de que el mundo
no entienda que muchos años después
sigue bregando dulce y tenaz por la dicha del hombre.

Mario Benedetti

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